Beneficios de la música para tu salud física, mental y emocional

¿Cómo sería nuestra vida sin música? Sin duda, mucho menos alegre, bella, motivante y más solitaria. Porque la música no solo alimenta nuestras emociones y estados de ánimo, también nos acompaña en nuestro día a día y tiene el poder de embellecer cualquier momento. ¿Cómo sería trabajar sin una bossa nova suave de fondo? ¿Y correr sin tu playlist preferida? ¿Y cocinar sin música clásica? ¿Y una fiesta si música dance? ¿Y un bebé sin su nana?

La música no solo le da color a la vida. Si la utilizamos de forma intuitiva y además escogemos un tipo de música diferente según el momento, la actividad o el estado de ánimo, es por el impacto beneficioso que tiene sobre nuestra salud y nuestra psique. De ahí que la música se emplee con fines terapéuticos, como en el caso de la musicoterapia, las frecuencias sanadoras o los baños de gong.

Si tienes la costumbre de escuchar música en tu día a día, enhorabuena, porque tiene muchos beneficios probados científicamente para tu salud y tu psique. Vamos a verlos a continuación.

La música, vitaminas para el cuerpo y relajación para la mente

efectos de la música sobre el cuerpo y la mente

Los efectos que la música puede tener sobre tu cuerpo, tu mente y hasta tu alma son muchos más de los que imaginas. Aquí te resumimos los principales:

  • Mejora tu estado de ánimo. Escuchar música nos hace liberar dopamina, una de las hormonas de la felicidad. Ponerte música alegre en tu día a día, te hará sentirte más optimista y te ayudará a canalizar emociones. Muchos médicos recomiendan la música como un antídoto contra la depresión. Y si además de escucharla, bailas, estarás practicando musicoterapia.
  • Combate la ansiedad y el estrés. Escuchar música suave o relajante ayuda a reducir los niveles de cortisol, que se eleva cuando el cuerpo está sometido a una situación de estrés continuado, lo que también puede provocar ansiedad.
  • Es un bálsamo para el dolor. Se ha demostrado que la música puede ayudar a reducir la sensación de dolor al ayudarnos a liberar endorfinas, hormonas que nos hacen sentir mejor y disminuyen el malestar físico. Eso sí, tiene que ser música que te haga disfrutar, que te evada, te reconforte o te haga sentir alegre.
  • Ayuda a la memoria y a la concentración. Estudiar o trabajar escuchando música (hay incluso frecuencias para esto) mejora la concentración y la retención de información. Durante la infancia y la adolescencia, escuchar música ayuda en el desarrollo intelectual de los niños (ya desde el embarazo). ¿Una recomendación? A nuestro cerebro le gusta especialmente Mozart.
  • Canaliza y libera emociones. La música es el mejor catalizador de emociones que existe. Tiene la increíble capacidad de despertar emociones en nosotros, de potenciar las que ya estamos sintiendo y de ayudarnos incluso a liberar las que están bloqueadas. Cuando necesitamos llorar, nada como esa playlist íntima y melancólica para ayudarnos a vaciar nuestros sentimientos. Y, cuando estamos alegres, escuchar música con ritmo y power nos motivará aún más. Porque si algo tiene la música, es su capacidad para motivarnos cuando lo necesitamos.
  • Favorece el sueño y la relajación. ¿Qué sería de una clase de yoga o fitness sin esa música relajante del final, que nos ayuda a calmarnos y a bajar pulsaciones? Tomando este ejemplo, nada mejor que escuchar música suave al final del día (clásica, de relajación, de yoga, mantras…) para ayudarnos a calmar el sistema nervioso y favorecer el sueño. Hay música especialmente recomendada para ayudarnos a dormir como bebés (por algo se les cantan nanas).
  • Mejora el flujo sanguíneo. Este es un sorprendente efecto de la música en el cuerpo. Y es que escuchar música favorece la segregación de ácido nítrico en la sangre, que dilata las venas y mejora la circulación, lo que nos protege de enfermedades cardiovasculares.
  • Ayuda al sistema nervioso. La música resulta absolutamente terapéutica para las personas con desórdenes nerviosos y pacientes de Alzheimer, que pueden asociarla a sus recuerdos. Pero escuchar música es beneficioso para cualquier persona, ya que activa diferentes áreas del cerebro, protegiéndolo del deterioro cognitivo.

¿La música también favorece la pérdida de peso? Según un estudio publicado en The Journal of the Academy Marketing Science, la música que escuchamos puede influir en el tipo de alimentos que escogemos: la música lenta y suave nos invita a escoger alimentos más saludables, mientras la rápida y alta, puede llevarnos a escoger alimentos más calóricos y menos saludables. No es casualidad que en algunos establecimientos de fast food y tiendas de ropa para adolescentes tengan música muy fuerte de fondo.

Por qué la música aumenta tu rendimiento deportivo

aumento del rendimiento deportivo

Si haces ejercicio habitualmente sabrás lo increíblemente motivador que es entrenar con música. Si te la quitan, parece que se quitan también las ganas de moverte. Una buena playlist puede quitarte la pereza que te da ir al gimnasio o hacer que salgas a correr cuando fuera hace un día de mil demonios. Escuchando música mientras entrenas te motivas y el cuerpo aumenta su rendimiento. ¿Por qué?

Escuchar música que nos guste mientras hacemos ejercicio provoca una respuesta emocional en nuestro cerebro que hace que aumente la motivación y la sensación de disfrute, lo que nos hará aguantar más tiempo y rendir más. Escuchar música mientras entrenamos también «nos distrae» de la sensación de esfuerzo e incluso dolor muscular, lo que aumenta el rendimiento durante la sesión. En el caso de los deportistas profesionales, la música puede ayudarles a desconectar y reducir el estrés antes de una competición, y también a enfocarse en su objetivo.

Lo que resulta muy importante si hablamos de actividad física, es escoger música adecuada al tipo de entrenamiento que vayamos a realizarLa música dance y pop ayuda a elevar el ritmo cardíaco y a disminuir la sensación de esfuerzo, por lo que puede ser perfecta para correr, hacer entrenamientos tipo HIIT o de cardio. Para hacer actividades más suaves y relajantes como yoga, pilates, natación, body balance o estiramientos, lo ideal es escoger música suave y relajante, incluso mantras, frecuencias o vibraciones, como las de los cuencos o gongs.

De hecho, cada vez están más de moda los «baños de sonido», meditaciones tumbados o relajaciones escuchando sonidos de cuencos tibetanos, con grandes beneficios terapéuticos: armonizan el sistema nervioso, reducen los niveles de estrés y ansiedad, calman las emociones, mejoran la memora y el sistema cardiovascular. Según los expertos, una sesión de una hora de sound healing (sonidos sanadores) lleva a un estado de relajación profunda que equivale a ocho horas de sueño.

Después de todo lo dicho, queda claro que escuchar música en nuestro día a día, y de diferentes estilos según la actividad que estemos realizando, es una de las mejores formas de entrenar nuestro cerebro, de equilibrar nuestro sistema nervioso y de mantener alto nuestro estado de ánimo. Puedes empezar hoy mismo a crear tus propias playlist para cada momento del día.

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